2.09.2012

La Estafa Generacional - parte II

Somos los herederos de la Generación T, los Triunfadores. Tenemos entre 30-45 años. Se intentó catalogar nuestra generación de muchas maneras, desde la generación X hasta la generación JASP (Joven aunque sobradamente preparado... se acuerdan?) y aunque estábamos destinados a comernos un mundo lleno de infinitas posibilidades gracias a la coyuntura histórica y nuestra gran formación, caímos en las garras de la apatía por sobresaturación de expectativas rotas.

Sin embargo la historia nos catalogará de manera muy diferente: En España seremos la Generación de la Burbuja Inmobiliaria. Ha condicionado nuestras vidas durante 10 años, y la resaca provocada seguirá condicionándola por una cantidad indeterminada de años que con suerte (y el permiso del petroleo) se limitarán a otros 10 o 15.

Nuestra generación se divide básicamente en dos grandes grupos:
  1. los inmomutilados, que decidieron comprar una vivienda a un precio muy superior a su valor, seducidos por políticos y medios de comunicación, empujados por unos padres de escasa conocimientos financieros y que no entendían lo que estaba ocurriendo, y financiados por el fácil acceso al crédito de un sistema bancario que llegó a creerse sus propias mentiras.
  2. los inmoindultados, aquellos que por suerte o por decisión propia, se libraron de la cadena y la bola que supone una hipoteca por treinta cinco o cuarenta años. O peor aún, enfrentarse a una situación de insolvencia que derive en la pérdida del pisito pero el mantenimiento de gran parte de las deudas. Han tenido sin embargo que soportar la usura de unos alquileres desmedidos derivados de la codicia de sus mayores más la mierda de políticas puestas por unos gobiernos descaradamente interesados en fomentar la compra frente al alquiler.
Existe un tercer grupo minoritario y poco representativo. Son los que adquirieron sus viviendas antes del 2000, cuando eran muy jóvenes y gracias a la ayuda de sus padres (en no pocos casos fueron de hecho los progenitores los que adquirieron las hipotecas que después traspasaron a sus hijos). Son pseudo-triunfadores del pisito, adquirieron la casa a un precio todavía razonable y tienen ya su casa pagada o a punto de terminar de pagarla, o podrían hacerlo pero prefieren beneficiarse de las exenciones fiscales derivadas de la tenencia de una hipoteca.

Sin embargo no hay ganadores en nuestra generación. Ni siquiera los pseudo-triunfadores. Aunque no cabe duda que son éstos últimos los que mejor se encuentran ante la Depresión actual Española, y la Crisis Sistémica Internacional.

Hemos vivido en un mercado laboral donde se ha fomentado el "dumping social", permitiendo la entrada indiscriminada de mano de obra inmigrante que ha sido por un lado explotada por nuestros empresaurios patrios y que por otro lado ha sido aprovechado para provocar una deflación salarial en puestos de baja cualificación (construcción, campo, sector servicios...) toda vez que sus necesidades de vivienda han alimentado la burbuja y permitido que la fiesta continuara unos años más (gran carambola ésta, pardiez).

Esa misma burbuja que hizo además que muchos jóvenes de nuestra generación decidiéramos dejar los estudios para lanzarnos en pos del dinero fácil hecho mediante la formula conocida como "trabajo a destajo". Nos engañaron. Nos sentimos triunfadores durante unos años, pero somos los mismos que ahora alimentamos las listas de parados de larga duración y no tenemos futuro en un país donde sobran trabajadores a espuertas. Tantos como los que se incorporaron al abrigo de la economía extraordinaria derivada de la burbuja. Reventada ésta no queda absolutamente nada, por que no se creo nada sostenible. Aquí tan sólo quedan campos de grúas, almacenes medio vacíos y desesperanza.

Después estábamos los otros jóvenes, los que decidimos continuar estudiando, contribuyendo a la sobresaturación de universitarios. La titulitis se extendió como la peste y estando los mejores puestos limitados y en su mayor parte ya copados por la generación anterior, acabamos trabajando en puestos para los que estábamos sobrecualificados, muy diferentes a lo que nos pintaban en la universidad. La burbuja creo una dicotomía salarial tan injusta como hiriente. Recuerdo la cara de imbéciles que se nos quedaba cuando constatábamos que cualquiera de nuestros amigos habiendo abandonado los estudios ganaba bastante más dinero que nosotros...

Unos y otros, con estudios o sin ellos, hemos tenido que soportar las leyes que rigen el mercado laboral. Leyes impermeables protegidas por los hijoputas vendidos de los sindicatos estatales que nos han apartado de unos puestos estables y de buena remuneración que nos permitieran afrontar los costes reales de la España de la Burbuja (no los falsos y mentirosos de las estadísticas oficiales). Con poco más de mil euros hemos debido sostener una vida de adultos, y los problemas derivados de una solvencia económica demasiado justa han puesto en jaque nuestra capacidad para mantener relaciones estables. Muchas parejas ante el futuro incierto y abrumados por los costes abusivos de alquileres o hipotecas han llegado a la conclusión de que no pueden "permitirse" hijos.

De nuestra frustración nace la apatía.
















Ahora, con la maldita Burbuja ya explotada se ha hecho todo lo posible por contener la deflación y por seguir engañándonos para que nos inmomutilemos y salvemos así su negocio, su sistema financiero y su modelo de crecimiento. Pero ya no hay de donde sacar, el crédito se ha secado, nuestros sueldos han bajado, nuestros derechos se reducen y el único crecimiento que se vislumbra en España es el de las injusticias, la impunidad, el paro y los impuestos.

Heredaremos un país arruinado por una Partitocracia corrosiva. Un país en el que poco hemos podido influir, salvo como meros pardillos de la macroestafa: Hemos hecho millonarios con nuestras rentas futuras de los próximos 30 años a multitud de Rocamboles T, y ahora, llenos de deudas contemplamos impotentes cómo se nos ha robado el futuro.

El Buscador

Sobre el Autor:
Tambien conocido como Señor Sergio, Boni, Bona, Chela, Bonacheladas, Bonadelo de Crema, Borrachela, Bonaenchilada, Bocachancla, el Pelos y la Rubia. Le trae por culo que no le llamen simplemente Bonachela. Mediocre polifacético y burbujista / transicionista convencido, se cree últimamente un ser de la luz o algo parecido.

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